Criar cobayas es una tarea que puede reportarnos experiencias muy gratas, pero al mismo tiempo, también conlleva una enorme responsabilidad. Si eres un apasionado irremediable de estos animales tan encantadores, deberás saber que las cobayas se reproducen con una velocidad asombrosa, por lo que es preciso disponer de ciertas condiciones en el hogar y tener en cuenta los consejos que te proveemos a continuación.

Consideraciones previas

Antes de decidirnos a criar una cobaya, es recomendable saber si contamos con el espacio necesario en nuestra jaula, además del tiempo suficiente para dedicarnos a la cría. Generalmente las jaulas deben tener unas dimensiones recomendadas de 1 metro de largo por 80 cm de ancho y 30 cm de altura, aunque con 80 cm de largo por 60 cm de ancho, es bastante aceptable.

Del mismo modo, si nuestro ritmo habitual de vida no nos permite contar con tiempo suficiente para atender a nuestras nuevas mascotas durante los primeros días, es aconsejable que nos planteemos bien el tema de la crianza de cobayas. Por otra parte, conviene además determinar qué haremos una vez que hayan nacido las crías, si las adoptaremos (en ese caso deberemos plantearnos la disponibilidad de una jaula extra para separar al macho de la hembra), o si las regalaremos a nuestros amigos y conocidos.

Como podemos comprobar, se trata de un compromiso serio que debemos asumir por el bien de nuestras mascotas, así que plantéate todas estas cuestiones de antemano, y si estás listo, continua con nuestra próxima sección.

Preparando el hogar

Una vez que nos hemos decidido a tener nuestra propia camada de cobayas, deberemos contar con un mínimo de 3 jaulas (una para las hembras, otra para los machos y otra para las nuevas crías con sus madres). En el suelo de la jaula, coloca además un material acolchado (heno, toallas, etc.), y finalmente, dispón de un lugar tranquilo y apartado de la casa para que tus cobayas no se estresen durante la reproducción.

Seleccionando los padres

Ahora que ya tienes todas las condiciones creadas, toca el turno de seleccionar a los padres. Para ello, lo más sensato es elegir dos ejemplares que estén aptos para la reproducción (alrededor de las 10 semanas de edad, las cobayas alcanzan su madurez sexual), y al mismo tiempo, que posean un linaje adecuado para evitar malformaciones en las nuevas crías. Si no sabes aun el sexo de tus cobayas, colócalas boca abajo con cuidado y observa la región del ano: las hembras poseen un pliegue en forma de Y, mientras que los machos contienen unas bolsas pequeñas que son los testículos. En el caso del macho, elige un ejemplar de cabeza ancha y ojos llamativos, y para la hembra, mejor una con hocico y cabeza ancha, y que tenga menos de siete meses de edad.

El momento de la reproducción

Antes de que la pareja de cobayas se reproduzca, es aconsejable practicar un examen veterinario para descartar enfermedades y complicaciones. Una vez que se encuentren en la misma jaula, deberás tener un poco de paciencia para que ambos ejemplares se familiaricen el uno con el otro. Lo mejor en estos casos es introducir al macho en la jaula de la hembra y no al revés (recuerda, el resto de las hembras en una jaula aparte). Si notas que la hembra gruñe, muestra sus dientes u orina al macho, significa que no está lista para aparearse. Por su parte, el macho iniciará el cortejo con ronroneos, moviendo el trasero de un lado a otro, y ejecutando vueltas frenéticas alrededor de la hembra. Durante los próximos 15 a 17 días, el ciclo de celo tomará lugar, no molestes a la pareja y bríndale todos los cuidados necesarios.

La gestación

En las cobayas, la etapa de gestación puede tomar hasta 72 días, durante los cuales podrás detectar la presencia del feto en el interior de la madre. El primer indicio de embarazo puede notarse cuando la hembra toma una forma característica de pera, ya que sus partes posteriores se ensanchan considerablemente. Al mismo tiempo, las mamas también se hinchan, y en cuanto a su comportamiento, la futura madre se mostrará inactiva y un poco arisca cuando intentamos acercarnos. Para notar el movimiento fetal, basta con repasar la mano sobre su vientre con cuidado. Otra cosa, durante este período la hembra podrá comenzar a tomar más agua de lo habitual, y con respecto a su dieta, provéele un aporte adecuado de verduras ricas en calcio y vitamina C (pimiento rojo, plátano y pepino) y gotas de Redoxón. Tres o cuatro días antes del parto, recluye al macho en una jaula aparte para evitar el celo posparto.

El parto

Generalmente, los partos toman lugar entre el amanecer y el anochecer. El período de alumbramiento no suele exceder la hora de duración, y en cuanto a las crías, estas nacerán cada cinco o seis minutos aproximadamente. Durante los días cercanos a este acontecimiento, no es recomendable manipular a la cobaya hembra. Por otra parte, al momento del nacimiento, las crías saldrán al exterior envueltas en una bolsa amniótica. De nuestra parte, podremos ayudar a romper dicha bolsa para que las cobayas bebés respiren por primera vez (en caso de que la madre no lo haga). Segundos después, la madre acudirá a ella para limpiarla y brindarle protección, y de modo general, sabremos que el parto ha terminado cuando la cobaya mamá expulse las placentas (una por cada cría), una especie de trozo de carne roja que ella misma podrá ingerir para reponer sus fuerzas. Si notas que el parto no transcurre con normalidad, evidentemente, no dudes en llamar a tu veterinario.

Los primeros días…

Una hora después de haber nacido, las crías estarán en condiciones de consumir alimentos sólidos, y de manera general, debemos asegurarnos que se alimenten de la leche materna durante al menos las 3 primeras semanas de vida. Generalmente, los bebés pesan entre 65 y 100 gramos en dependencia de la raza. Si la madre tiene problemas para amamantar a sus crías, algunas personas utilizan leche para gatos o una  papilla de cereales con jeringuilla para alimentarlas (nunca introduzcas la jeringuilla directamente en la boca del bebé, ya que podrían ahogarse). Del mismo modo, puedes apostar por una ración de alfalfa y verduras en cuadritos para alimentarlos (solo después de la primera semana), ya que las crías nacen con dientes. En algunos casos, los criadores experimentados aconsejan separar a los bebés machos de la madre al cabo de la cuarta semana, ya que durante esa fecha madurarán sexualmente y pueden terminar copulando a su propia madre. Es recomendable además no manipular en exceso a las nuevas crías y proveerle de suficiente agua.

Más cuidados

– Si por alguna desafortunada razón la madre fallece durante el parto, nuestros niveles de atención hacia las nuevas criaturas deberán extremarse. En este sentido, lo más importante es proveerle una alimentación adecuada a través de un sustituto de leche materna y papilla, y sobre todo, arroparlos durante las primeras horas para brindarle el calor necesario (muchos bebés pueden morir de hipotermia).

– Los primeros 5 o 6 días son críticos para la vida de las crías. En estos casos, deberás velar porque se alimenten cada dos horas, y en los momentos iniciales del alumbramiento, es sumamente importante que beban el calostro de la madre, ya que contiene anticuerpos, grasas y sustancias beneficiosas para su desarrollo.

– Durante las primeras horas posteriores al parto, no te separes de la madre y sus crías hasta comprobar que todo marcha sin dificultades.

– Si la madre no rompe el saco amniótico de los bebés, puedes intervenir con una tela húmeda para limpiar a las nuevas cobayas y de ese modo, activar también su circulación. Si la madre lo rechaza al comienzo colócale a la cría cerca de su vientre para que se familiarice.

– Cada vez que terminen de comer y si notas que tienen dificultad para excretar, lo mejor es estimular su sistema digestivo realizando un leve masaje sobre la tripita y los genitales.

– Para contribuir a su desarrollo, suminístrale a los bebés dos gotas de Redoxón al día.