Los hámsters rusos blancos (Phodopus sungorus), conocidos también como hámsters siberianos, enanos rusos o rayados, provienen de Kazajistán, Manchuria, Mongolia y esa extensa y fría zona llamada Siberia.

Son uno de los tipos de hámsters más activos durante el día, a diferencia de otros de hábitos más nocturnos, y como principal rasgo distintivo o curioso está el hecho de que su pelaje adquiere diferentes matices cromáticos ante los cambios del clima.

Ante esto, y su idoneidad para la cría como mascota bajo las condiciones adecuadas, hemos querido profundizar en la raza, para conocer más sobre ella y tener todos los elementos necesarios que permitan a quien quiera convertir a un hámster ruso blanco en un excelente animal afectivo.

Comportamiento y hábitos

En su medio natural, los hámsters rusos blancos viven en grupos familiares o colonias. De ahí que en cautiverio sean una de las razas más propensas a convivir entre semejantes, aunque con ellos no desaparezcan las posibilidades de disputas y agresiones.

El criador debe adaptar a los pequeños roedores a convivir con compañeros desde edades tempranas y separarlos en alojamientos exclusivos y solitarios apenas identifique que las peleas o enfrentamientos aumentan en frecuencia y gravedad. De lo contrario, las rencillas podrían derivar en lesiones graves.

Los hámsters siberianos suelen gritar o producir chillidos y graznidos cuando están peleando entre sí, o cuando están nerviosos y asustados. Estas señales sirven al criador para percibir las peleas, así como para detectar cualquier malestar.

Normalmente con pelajes grisáceos, estos roedores tienen la particularidad de que en su medio natural, y en la etapa invernal, se cubren de nieve y su pelaje cambia a un color blanco, lo que les permite eludir a sus depredadores y les tiene bien ganado el calificativo de Blanco de invierno.

Datos generales de la especie

Los hámsters rusos blancos tienen un promedio de vida cercano a los dos años, aunque bajo los cuidados óptimos pueden llegar a vivir un semestre más.

Como hámsters al fin pueden reproducirse rápidamente y en grandes cantidades. A las cinco semanas de nacidos ya alcanzan la madurez sexual y pueden reproducirse, acto que tras entre 18 y 25 días de gestación puede derivar en camadas de cuatro bebés como promedio, aunque pueden elevarse potencialmente a un máximo de 10 crías, de las que muchas veces no todas sobreviven.

Llegan a medir de siete a 10 centímetros de largo cuando adultos y alcanzan un peso variable entre los 20 y 26 gramos.

Color del pelaje

Los hámsters rusos blancos están normalmente disponibles en tres colores. El más habitual y original en el estado salvaje es el sombreado de negro y gris, con ojos negros, aunque también los hay de mezclas de gris humeado y azul zafiro, y blanco perlado.

A día de hoy se han producido mutaciones que permiten ver hámsters rusos de invierno en otros colores como naranja, marrón y mandarina, aunque lo más probable es que no sean ejemplares puros de la raza, sino híbridos entre esta y la enana de Campbell, una especie muy parecida, al punto de que puede resultar complicado distinguir entre dos ejemplares de una y otra.

Cuidados de la especie

Los hámsters rusos blancos pueden vivir en jaulas, de las estandarizadas para la cría de este tipo de roedores. No obstante, para las crías y ejemplares más pequeños, que pueden escapar a través de los barrotes, se recomiendan jaulas más estrechas, jaulas de plástico cerradas o peceras de manera alternativa.

De cualquier forma, el tamaño de la jaula o tanque debe ser coherente con la cantidad de hámsters que acoge, y nunca ser excesivamente amplia o pequeña.

En cuanto al nido, lo ideal es disponer de papel triturado como material de nidificación. No se aconseja para nada el empleo de algodón, porque los animales pueden ingerirlo y desarrollar severos trastornos digestivos e intestinales.

Los hámsters rusos, adquiridos en un lugar de prestigio y confianza, resultan de fácil domesticación, aunque un poco difíciles de manipular en los primeros momentos. Todo será cuestión de adaptación y confianza, que el criador debe inspirarle mediante la provisión de comida en su mano.

Aunque no son la raza más mordelona por naturaleza, pueden morder las primeras veces que el dueño intente tomarlos producto de los nervios que esto le provoca, mas una vez se adapte, esto no sucederá con toda seguridad.

La mejor forma de tomarlos es con la mano en forma de taza, y por debajo. Para ello asimismo hay que cerciorarse de que el animalito está bien despierto.

Ejercicio y juguetes

Todos los hámsters disfrutan la rueda giratoria. Ello se debe a que son animales activos por naturaleza y el ejercicio les resulta necesario. Por ello, para criar hámster rusos saludables se les debe disponer de una o varias ruedas giratorias, las que de seguro utilizarán por horas durante la noche.

De igual forma, se les debe proveer en la jaula de sitios que sirvan de escondite y exploración, así como de juguetes plásticos y objetos libres como tubos de papel higiénico, cajas de pañuelos o cereales, todo lo cual les funcionará como escondites y sitios para descansar.

Alimentación

Para alimentar adecuadamente a un hámster ruso blanco se les debe proveer variedades de frutos secos y semillas, lo cual resultará en una mezcla seca de calidad para ellos.

Estos pequeños roedores son omnívoros y en tal sentido deben tener una dieta y alimentación variada. Además de lo mencionado, se les deben dar porciones pequeñas de frutas y verduras, así como algo de carne, preferentemente pollo cocido, y pastas huevos, arroz, patatas y alimentos lácteos, sobre todo a las madres lactantes.

Tanto para la alimentación como para compensar el crecimiento continuo de sus dientes se les pueden dar también alimentos más duros como galletas.

Ni los rusos ni ningún tipo de hámster deben ser alimentados con comidas pegajosas como chocolate o caramelo, ni con otras fuertes como cítricos, cebollas, ajo, entre otras.

Salud y enfermedades

Como las otras razas, los hámsters rusos blancos son propensos a contraer enfermedades y problemas de salud frecuentes en los humanos. Ejemplos de ellos son tumores y derrames cerebrales.

Igualmente, sus dientes y uñas están en continuo crecimiento, por lo que los primeros deben ser examinados regularmente a fin de que no causen daños y las segundas recortadas con frecuencia.