Hoy en día la cría de hámsters va más allá de la raza más conocida y común de ese grupo de pequeños roedores.

Además de los tradicionales dorados sirios, los criadores escogen como mascotas otros tipos de hámsters. Entre ellos destacan los enanos y especialmente los rusos, de los que queremos hablar en este artículo.

Normalmente, cuando se habla de hámsters rusos se está haciendo referencia a dos razas: la de Campbell y la blanca de invierno. Los ejemplares de una y otra son tan parecidos, que si no se ven juntos difícilmente se aprenda a distinguirlos.

Por esa compartición que hacen de rasgos físicos y hasta de comportamiento podemos referirnos indistintamente a ambas como hámsters rusos, precisamente lo que haremos en este artículo, cuyo objetivo es conocer todo lo que podamos sobre estos hámsters.

Hábitat

Como su nombre indica, estos pequeños roedores son originarios del norte de Rusia, una zona muy fría en la que, dada su resistencia a ese tipo de clima, llegan a soportan temperaturas por debajo de los 25 grados centígrados bajo cero.

Su nivel de actividad en la naturaleza es elevado, lo cual no ha impedido que, con las condiciones adecuadas, se adapten perfectamente a la cría en cautividad.

Entre sus depredadores más comunes en su hábitat natural se encuentran los lobos, zorros, águilas, serpientes y otros animales rapaces.

Rasgos distintivos

Los hámsters rusos miden como promedio entre ocho y 10 centímetros y pesan de 30 a 40 gramos. Contrario a otras especies de hámsters, los machos de las razas que nos ocupan suelen superar a las hembras en longitud.

La coloración de su pelaje puede ser gris o marrón, con el vientre blanco y una línea negra a lo largo de la espalda. Con respecto al pelaje existe la particularidad de que en invierno los llamados hámsters rusos blancos, o siberianos, cambian el color de su pelo a blanco para confundir a sus captores.

Producto de las mutaciones hoy es posible encontrar hámsters rusos de color plata, negro y platino, así como albinos. Sin embargo, en los ojos el color más frecuente sigue siendo el negro.

Cuidados para la cría en cautiverio

Al igual que las otras razas, los hámsters rusos no demandan tantos cuidados para la cría en cautiverio, lo cual no quiere decir que los que llevan pueden descuidarse.

Día a día deben ser atendidos por su cuidador, que sobre todo deberá prestar atención, además de a la disponibilidad de agua y alimento, a la caída del pelo.

Los rusos son hámsters de bastante pelaje y el pelo que se les caiga a diario debe ser recogido, a fin de que no se amontone en residuos que pueden ser ingeridos por equivocación por los animales.

Asimismo, periódicamente se ha de limpiar la jaula, prestando especial atención a los desechos, que también pueden provocar enfermedades.

Alimentación

La alimentación de los hámsters rusos es variada. En ese sentido, se les debe proveer frutas, verduras, semillas, granos y hasta pequeñas dosis de carne cocida, preferentemente pollo, y lácteos para las hembras durante el embarazo y período de lactancia.

Es importante señalar que los alimentos deben estar en perfecto estado, lo cual evitará posibles trastornos digestivos e intestinales.

Comportamiento

Los hámsters rusos son divertidos y bastante dóciles. Pueden convivir en compañía de otros ejemplares de su especie, sin que los ataques y peleas sean tan frecuentes e intensas como lo son en otras especies. Entre ellos comparten alimentos, juegos, agua y sitios preferidos de la jaula.

No obstante, es recomendable solo juntar hembras y machos durante la etapa reproductiva, para evitar eventuales altercados.

La referida docilidad de estos animales permite que puedan estar cerca de otras mascotas, con los que, adaptación mediante, puede hasta jugar. Asimismo, no rechazan el contacto físico y la manipulación de las personas, a las que se adaptan fácilmente.

Bebés

Los bebés de hámsters rusos pesan cerca de dos gramos al nacer.

Desde su venida al mundo y hasta los 21 días, tiempo en el que dejan de ser bebitos, no pueden ser tocados ni manipulados por los cuidadores. En todo ese intervalo son su madre y el propio desarrollo de cada cría los elementos que marcan los pasos evolutivos de un estadío a otro.

Normalmente, durante los primeros cinco o seis días los bebés se alimentan de manera exclusiva de la leche de la madre y luego comienzan a ingerir alimentos sólidos, pero de los que esta les proporciona.

Ya para la altura de las dos semanas de vida las crías abren los ojos y comienzan a desplazarse por el nido o jaula, y dos semanas más tarde son totalmente independientes y pueden ser separados de la madre.

Un aspecto importante, relacionado también con el comportamiento, es que durante el parto y el período descrito de desarrollo de los bebés, los machos no pueden estar en la misma jaula con la hembra madre y su prole.

Su instinto podría darle por devorar a los pequeños, dando al traste con la armonía de la jaula y la cría de cualquier apasionado de los hámsters.

Problemas de salud y enfermedades más frecuentes

Los hámsters rusos son muy sensibles y vulnerables a varias enfermedades comunes, así como problemas habituales de salud. Entre estos podemos citar la diarrea, los abscesos, lesiones y numerosos trastornos digestivos.

Una enfermedad o padecimiento muy común es la caída del pelo, que está estrechamente vinculado a una alimentación incorrecta o a malas condiciones higiénicas.

Por ello, si nuestros hámsters rusos comenzasen a perder mucho pelo, lo mejor es brindarles una dieta basada en frutas y verduras frescas, suministrarles un complejo vitamínico en el agua, y limpiar con esmero la jaula y los elementos dispuestos en su interior.