Desde hace años los hámsters son más que ratoncillos de laboratorio, como todavía pueden creer varios desconocedores de esos tiernos roedores. Actualmente y hace rato se insertan en los grupos de animales preferidos para criar y adoptar como mascotas y animales afectivos, por lo que conocer sobre ellos puede resultar útil para aquellos que aún no han decidido que criaturita llevarán a su hogar.

A su favor, debemos decir que los hámsters requieren pocos cuidados y con las condiciones adecuadas de alojamiento y adaptación al contacto físico, pueden resultar verdaderamente tiernos.

Sin embargo, en su contra hay que apuntar que se reproducen muy fácilmente, lo cual es bueno, pero en gran número. Las camadas muchas veces se acercan a la decena de crías, y como bebés los hámsters si requieren un poco más de atención.

Por ello en este artículo queremos hablar de los hámsters bebés, para que criadores y futuros criadores sean capaces de propiciarles las mejores atenciones.

Cuidados básicos

La mayor parte de los cuidados que requieren los hámsters bebés se los propicia la madre.

Por tanto, es a ella a quien debemos atenderla diferenciadamente, dándole pequeñas dosis de lácteos en su alimentación, sobre todo mientras está lactando.

Asimismo, durante los primeros días de vida de las crías tenemos que reforzar las labores de limpieza de la jaula, prestar más atención a la calidad y variedad de los alimentos, y garantizar el suministro de agua para beber, que las madres la necesitan en bastante cantidad. También hay que anticiparse al parto y crear las condiciones necesarias para que sea exitoso.

En este sentido, cuatro días antes del alumbramiento podemos proveer a la mamá hámsters de abundante material de nidificación, para que construya una cama de calidad para sus crías. Uno de los mejores materiales para ello es papel higiénico.

Para garantizar que los hámsters bebés de nuestras crías sean lo más sanos posible, lo mejor es condicionar una reproducción selectiva, a partir de buenos y sanos ejemplares de macho y hembra del mismo tipo o raza de hámster.

Al nacer, los hámsters bebés son ciegos, sordos, carentes de pelaje y cien por ciento dependientes de su madre. Pueden venir en cantidades tan variables como de cuatro a 20, pero este número no incide en ningún tratamiento específico con alguna cría. A ninguna hay que retirarla de la compañía de la madre, pues es esta quien sabe determinar cuándo reducir la cantidad de hijos ante alguna anormalidad o problema, y para ello sabrá a cuáles sacrificar o dar mejor atención.

La regla de oro: No tocar

En el cuidado y tratamiento de los hámsters bebés existe una regla de oro y esta es que bajo ningún concepto hay que tocarlos.

Nacen de manera individual y cubiertos con una membrana sensible al contacto, por lo que no se deben coger con las manos ni tocarlas con algún material.

Incluso cuando veamos que acabados de nacer están todo dispersos en la jaula o pecera debemos aplicar la regla y no preocuparnos, pues la madre, una vez descansada del parto, los recogerá, organizará y amamantará como estime.

Este principio insistimos que debe ser inviolable al menos durante 10 días después del parto, período en el que tampoco se debe perturbar el nido de ninguna otra forma, para evitar nervios en la madre que causen el sacrificio o agresión a algún bebé.

Evolución

El pelo les sale a las crías de hámster a los siete días después de haber nacido, aunque a veces puede ser un poco más. Los ojos los abren entre los 11 y los 12 días y es tras dos semanas que son capaces de consumir algo de alimento sólido, pero sin renunciar a la leche materna, de la que para ese entonces todavía necesitarán para obtener nutrientes vitales.

De forma natural el destete se produce entre los 18 y 21 días de nacidos, cifra la última que marca el fin de la etapa de bebé de un hámster y el inicio de su juventud.

En ese entonces, cuando además ya pueden comer alimentos sólidos con la misma regularidad de los adultos, los criadores pueden empezar a adaptar a sus hámsters a la manipulación y la convivencia con otros ejemplares, preferentemente del mismo sexo para evitar altercados entre machos y hembras, dada la extrema territorialidad de estas últimas, así como embarazos no deseados.

La importancia de la disponibilidad de agua y comida

Durante toda la etapa de bebé, lactancia y primeros días de vida, tanto las crías como la madre requieren de una continua disponibilidad de alimentos y agua.

Los bebés no ingieren alimentos sólidos en principio, pero la mamá requiere estar bien alimentada para lactar y si percibe que no tiene las mejores condiciones, sacrificará parte de su descendencia para evitar que mueran algunos por inanición o deshidratación.

Con respecto al agua resulta útil ponerla al alcance de los bebés para el quinto día de nacidos, tiempo en el que comienzan a explorar la jaula y pueden beber el vital líquido además de la importante leche materna.

Si un criador asegura todas estas condiciones y cumple con las pautas indicadas, de seguros sus hámsters bebés crecerán sanamente. Eso sí, la reproducción de estas mascotas es un asunto a controlar, sobre todo si no se quiere que las jaulas se queden chicas o la casa se inunde de tiernos, pero traviesos e inquietos hámsters.